Tratamiento con nifedipino vs labetalol vía oral para el tratamiento de las crisis hipertensivas en la preeclampsia. un estudio de cohortes retrospectivas.

Introducción
Se define como hipertensión gestacional un tensión arterial sistólica (TAS) >140mmHg y/o una tensión arterial diastólica (TAD) >90 mmHg, en dos tomas separadas 4-6 horas después de 10 minutos de reposo1. Los trastornos hipertensivos en la gestación incluyen la hipertensión crónica durante el embarazo, la hipertensión gestacional, la preeclampsia-eclampsia y el síndrome de HELLP. Representan la complicación más significativa en el embarazo afectando hasta al 6% de las embarazadas. Son causa de morbimortalidad materna y perinatal aumentando el riesgo de desprendimiento prematuro de placenta, coagulación intravascular diseminada, hemorragia cerebral, insuficiencia hepática, y fallo renal agudo1. La preeclampsia complica un 2% de los embarazos, hasta el punto de que hasta del 10% al 15% de las muertes maternas están asociadas a ella2. Si tenemos en cuenta, uno de los objetivos de desarrollo del milenio de las Naciones Unidas, reducir la mortalidad materna en un 75%2, parece razonable prestar especial atención al manejo de este tipo de patología y de sus complicaciones asociadas. Históricamente, la hipertensión crónica y las crisis hipertensivas han sido tratadas con agentes antihipertensivos vía parenteral de acción corta, más frecuentemente hidralazina o labetalol i.v. Algo más reciente es el empleo de calcioantagonistas como el nifedipino vía oral siendo escasos los estudios de comparación respecto al labetalol o la hidralazina. Es por ello que, creemos oportuno un estudio comparativo entre estos fármacos, de ahí la realización de este trabajo.
Obejtivos
Comparar el nifedipino oral frente al labetalol como tratamiento en las crisis hipertensivas de la preeclampsia.
Metodología
Estudio observacional de cohortes restrospectivas donde se han incluido un total de 55 crisis hipertensivas en 14 pacientes distintas diagnosticadas de preeclampsia. Estas fueron tratadas bien con nifedipino vía oral de 10mg (43 crisis, 10 pacientes), bien con labetalol vía oral de 100mg (12 crisis, 4 pacientes). Se incluyeron todas las gestantes ingresadas con el diagnóstico de preecampsia entre junio y diciembre de 2015. Entre los criterios de inclusión se encuentra el tratarse de una gestación única, una semana gestacional superior a 28, presentar una crisis hipertensiva por encima de 150/95 y la ausencia de patología concomitante. Todas las pacientes fueron tratadas con nifedipino o labetalol indistintamente, ambos por vía oral. En caso de emplearse nifedipino oral se administraba un comprimido de 10mg cada 20 minutos hasta conseguir reducir la tensión por debajo de 150/90 mmHg. En caso de optar por el labetalol, se administraban 100mg vía intravenosa con el mismo intervalo, hasta conseguir el objetivo antes mencionado. En ambos casos, si este objetivo no se ha alcanzado, una nueva dosis era administrada hasta un máximo de 4, antes de optar por otro antihipertensivo. Ambos grupos eran homogéneos (Tabla 1). Durante la aplicación del tratamiento se mantenía la monitorización maternofetal a través del registro cardiotocográfico y la toma de constantes (TA y FC). Las distintas variables eran recogidas en una base de datos informatizada. Para el análisis de las variables cuantitativas se empleó el test T- Student así como Chi cuadrado para las cualitativas. El programa informático utilizado fue el llamado G-stat 2.0 de libre difusión en Internet.
Resultados
Un total de 55 crisis hipertensivas en 14 pacientes distintas fueron incluidas. Todas ellas, presentaban tensiones superiores a 150/95 mmHb. Fueron tratadas a intervalos de 20 minutos, bien con nifedipino vía oral de 10mg (43 crisis, 10 pacientes) bien con labetalol vía oral de 100mg (12 crisis, 4 pacientes) hasta conseguir el objetivo de tensión arterial inferior a 150/95 o hasta un máximo de 4 dosis. Ambos grupos eran homogéneos. (Tabla 1) El tiempo en conseguir alcanzar el objetivo fue de 31.3 minutos para el nifedipino y de 53.5 minutos para el grupo del labetalol (p<0.01). De media, se consiguió descender la TA en 31.19/15.67 mmHg para el primero de los grupos y en 30.1/11mmHg para el segundo. En el grupo del nifedipino, 1 paciente (10%) precisó de un segundo antihipertensivo para alcanzar el objetivo durante una crisis. Por otra parte, en el grupo del labetalol fueron 3 (75%) las que precisaron un segundo fármaco (p<0.01). No se objetivaron reacciones adversas maternofetales a ninguno de los fármacos siendo los RCTG normales durante su administración. (Tabla 2) En el primero de los grupos 3 partos fueron eutócicos, 6 cesáreas urgentes por riesgo de pérdida de bienestar fetal y 1 fue cesárea programada por presentación anómala. En el grupo del labetalol 1 parto fue eutócico, 2 fueron cesáreas urgentes por riesgo de pérdida de bienestar fetal y 1 fue cesárea urgente por fracaso de inducción. El PH postparto fue de 7.24 y 7.23 respectivamente siendo el APGAR a los 5 minutos de 8.9 y 10 en cada uno de los grupos (p=0.1). En el primero 6 neonatos (60%) fueron ingresados en la Unidad de Neonatología mientras que en el grupo del labetalol fueron 2 (50%) .
Discusión y Conclusiones
En estos últimos años, una amplia gama de medicamentos antihipertensivos para el control de la tensión arterial durante el embarazo han sido comparados. Entre los objetivos, encontrar evidencia suficiente para optar por una opción terapéutica u otra. La mayoría de los estudios emplean agentes como la hidralazina, el labetalol o el nifedipino, no estando ninguno de ellos exento de efectos secundarios maternofetales. En el metaanálisis de Raheem et al. se comparan los efectos adversos de la hidralazina con otros antihipertensivos, encontrando mayor asociación a hipotensión materna, necesidad de cesárea, abruptio placentae, oliguria materna y efectos adversos en la frecuencia cardiaca fetal. Es por ello que, no se apoya su uso como tratamiento de primera línea3. Incluso este fármaco llegó a ser retirado durante la década de los años 904. También desplazan la hidralazina a una segunda línea en el tratamiento de la hipertensión durante el embarazo revisiones como la de Cochrane en 20065. Todo ello, ha contribuido a que nosotros no hayamos considerado este fármaco para el tratamiento de las crisis hipertensivas en nuestras pacientes. Este declive de la hidralazina ha contribuido a una mayor utilización del nifedipino y el labetalol. Es por ello que en nuestro Centro, se emplea uno u otro indistintamente en caso de crisis hipertensivas con tensiones superiores a 150/95 mmHg. Son escasos los estudios que comparan directamente ambos fármacos. En estos, se incluían gestantes entre los 25 y 37 años con 36 semanas de gestación, una edad materna y gestacional similar a la de nuestro estudio. El objetivo, era el descenso de la tensión arterial hasta 150/100 mmHg (excepto el estudio de Vermillion et al. el cual establece 160 mmHg como límite superior) 3, 4, 6, 7. En estos trabajos, como en nuestra muestra, se partía de tensiones sistólicas entre 160 y 170 mmHg y diastólicas entre 105 y 111 mmHg. Basándonos en nuestros resultados podemos afirmar, que tanto el nifedipino como el labetalol, son fármacos efectivos en el control de las crisis hipertensivas, precisando en pocas ocasiones de un segundo fármaco. Sin embargo, el nifedipino alcanza el objetivo en un tiempo menor que el labetalol. Raheem et al. obtuvieron resultados similares en 30 y 45 minutos respectivamente, incluso con el empleo de una dosis menor de nifedipino3 . El estudio de Shekhar et al., precisa alrededor de 10 minutos menos, en la reducción de la tensión arterial7. También fue menor el tiempo en el estudio de Vermillion et al. , debido quizás a que en el caso de precisar una segunda dosis, se empleaban 20 mg de nifedipino a los 15 minutos y no 10 mg a los 20 minutos como en nuestro caso.6 En el trabajo que aquí presentamos, solo 1 paciente del grupo tratado con nifedipino tuvo que tomar otro antihipertensivo frente a las 3 pacientes que precisaron otro agente en el grupo del labetalol. Esto, es consistente con otros trabajos exceptuando el caso de Raheem et al, el cual recoge que tanto en un grupo como en otro, 5 pacientes (20%) tuvieron que tomar otro antihipertensivo3. En cuanto al tipo de parto, la mayoría de los estudios coinciden en que hay mayor número de casos en los que se realiza cesarea con el empleo nifedipino, sin embargo la diferencia no es significativa quizás debido a la escasez del tamaño muestral 3, 4, 6, 7. En nuestra muestra tampoco se encontraron diferencias, 7 pacientes (70%) finalizaron su parto mediante cesárea con el nifedipino, siendo 3 los casos de cesárea en el segundo grupo (75%) (p=079). En cuanto al número de efectos adversos maternos como hipotensión, cefalea, palpitaciones, mareos o vómitos, la mayoría de los estudios indican que estos son mayores con el labetalol3, 4, 6, 7. Sin embargo, en este trabajo no se objetivó ningún efecto adverso con ninguno de los fármacos empleados. Respecto a los efectos adversos fetales, no se encontraron alteraciones en el RGCT con ninguno de los fármacos. Observamos que el APGAR a los 5 minutos del parto, es algo inferior en el grupo del nifedipino además de un 10% más de ingresos neonatales. A pesar de ello, se han publicado artículos no comparativos con labetalol donde se ha utilizado el nifedipino de forma segura para el feto, en el tratamiento de las crisis hipertensivas8, 9, 10 .En comparación con los demás trabajos, observamos que Raheem et al. tiene el mismo número de ingresos neonatales en un caso y otro3; Shekhar et al. constató mayor número de ingresos con labetaol que con nifedipino e incluso dos muertes intrauterinas en el primer grupo7; en el estudio de Dhali B et al. el APGAR es menor además de mayor número de ingresos en UCI neonatal también con el empleo del labetalol4. En conclusión, el nifedipino es más rápido que el labetalol en el control de las crisis hipertensivas en pacientes con preeclampsia. No se aprecian mayores efectos adversos maternofetales con el nifedipino, pudiéndose considerar un fármaco igual de seguro que el labetalol durante el embarazo.
Bibliografía
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Autores de la comunicación

Jorge Duro Gómez
Médico Especialista En Ginecología Y Obstetricia. Hospital De Montilla.córdoba

Ana Belén Rodríguez Marín
Médico Interno Residente Obstetricia Y Ginecología. Hospital Universitario Reina Sofía. Córdoba

Sandra Vilches Torres
Médico Interno Residente Obstetricia Y Ginecología. Hospital Universitario Reina Sofía. Córdoba

Elvira Espinar Barbero
Médico Interno Residente Obstetricia Y Ginecología. Hospital Universitario Reina Sofía. Córdoba

Póster